quarta-feira, 10 de agosto de 2016

Historiografía Judía

Esta es la adaptación de un texto corto que escribí para un proyecto que estoy armando sobre historia judía. ¿Por qué no compartirlo en el blog? Espero que me hagan críticas y aportes para mejorar el texto y corregir errores si los hubiere.




La Historiografía Judía



Uno de los problemas más importantes de la historia judía, es decir, la respuesta a las siguientes preguntas: ¿quién escribe/escribió historia judía? ¿Cuándo se escribió historia judía? ¿Qué tipo de historia se escribió?



Historiografía vendría a ser la “historia de la escritura de historia” y también se dice que cierta forma particular de escribir historia forma parte de un tipo de historiografía o de una “escuela historiográfica”. Una analogía vendría a ser “historiografía = historia de la física” y “historiografía X = física newtoniana”, “historiografía Y = física cuántica” etc. Dos significados diferentes pero relacionados.



1. LA EPOCA ANTIGUA



En el caso de la historiografía judía tenemos el Tanaj como primer fuente. Pero el Tanaj no es exactamente un libro de historia. Es un libro que incluye muchos propósitos diferentes: explicar el mundo, alabar a Dios, condenar ciertas prácticas o a ciertas personas y pueblos, justificar a otras, dar un listado de cosas permitidas y prohibidas y también relatar la relación de un pueblo con su Dios y darle una razón de ser y una misión a este pueblo. El Tanaj (39 libros – Torá, Profetas y Escritos) se terminó de escribir y compilar en el siglo II a.e.c. El Libro de Daniel fue el último de los libros que habría sido incorporado a la colección bíblica y habría sido escrito entre los años 167 y 164 a.e.c (antes de la era común, es decir, antes del año cero cristiano) por sacerdotes del Templo. Los cinco libros de la Torá fueron escritos por cuatro diferentes escuelas “historiográficas”: la yavista, la elohista, la deuteronomista y la sacerdotal. El resto de los libros fue escrito por diferentes autores, y como dije, compilado en el templo.



El primer y casi único historiador judío de la antigüedad fue Flavio Josefo (Yosef ben Matitiau) (37 – 100 e.c) un educado líder de la fracasada revuelta judía contra los romanos, que se pasó al bando contrario y se convirtió en historiador de la revuelta. Sus principales libros de historia son “Las Guerras Judías” (sobre la revuelta contra Roma) y “Antigüedades Judías” fuente principal para la historia judía anterior a Roma. Josefo escribía para los vencedores, pero a su vez, no quería tampoco dejar mal parado a los judíos (Antigüedades Judías es un intento de hacer conocer a los romanos la gran y digna historia del pueblo judío). Por eso, en “Las Guerras Judías” generalmente ataca a los extremistas judíos como los causantes de la guerra. Josefo es la única fuente por la que conocemos lo que pasó en Masada (aún cuando Josefo debe haber inventado bastante sobre los hechos, ya que él no estuvo allí personalmente).

Su libro “Contra-Apión” es el primer intento sistemático de refutar los prejuicios anti-judíos de su época. Al parecer Apión era una persona que odiaba a los judíos e inventó la primera historia sobre que los judíos sacrificaban gentiles para beber su sangre.

Los escritos de Josefo se conservaron gracias a la copia constante de sus manuscritos por parte de la Iglesia. Lo interesante es que a los judíos no les interesaron las obras de Josefo y fueron prácticamente desconocidas para ellos hasta la época moderna.



2. LA EPOCA MEDIEVAL



En el año 70 e.c. el Segundo Templo fue destruido por los romanos y en el año 135 e.c., luego de la fallida revuelta de Bar Kojba, los judíos fueron expulsados de Jerusalem y se les prohibió el regreso. Muchos fueron asesinados y otros miles vendidos como esclavos. El núcleo principal de los judíos que permanecieron en Judea (renombrada por los romanos Palestina) se asentó en la Galilea y los rabinos se dedicaron a poner por escrito las costumbres judías para que no se perdieran –ahora que no había Templo ni estado judío soberano - en la Mishná y luego en el Talmud. Aunque el Talmud es una fuente invalorable para el estudio de la vida judía de esa época, no es un libro de historia, y los judíos no volvieron a escribir ningún tipo de historia hasta la Época Moderna. La esperanza mesiánica y de restauración del Templo por mano divina y la realidad de ser un pueblo en el exilio hicieron que el pueblo judío entrar en un período de “hibernación” historiográfica. ¿Cómo escribir historia del pueblo judío si no hay razón para ello, si no hay acciones humanas de los judíos que valgan la pena ser relatadas?

Por parte de los cristianos, la Iglesia interpretó la destrucción del Templo como el castigo merecido a quienes habían rechazado (o matado) a Jesús y consideró, con San Agustín que fue el primero en desarrollar la idea, que la supervivencia del pueblo judío era por un lado necesaria para demostrar la verdad del cristianismo (los judíos eran un pueblo testigo), pero a la vez, que su misión histórica y espiritual había terminado. Ningún cristiano tampoco escribió la historia de los judíos a partir de la destrucción del templo. No tenía ningún sentido seguir haciendo la crónica de un pueblo “muerto”.



3. LA EPOCA MODERNA



A partir de la Emancipación de los judíos en Europa (cuando les fueron otorgados derechos de ciudadanía iguales – en primer lugar durante la Revolución Francesa) vuelve a surgir la historiografía judía, esta vez, basada en un estudio objetivo de las fuentes.



3.1. LA CIENCIA DE LOS JUDÍOS

El primer intento, de algunos autores alemanes, sin demasiada organización, se llamó “la Ciencia de los Judíos” (Wissenschaft des Judentums). La idea era presentar la historia de los judíos como participante de la historia de los otros pueblos europeos. Mostrar sus aportes a la cultura europea y sus logros internos. Se intentaba presentar al judaísmo como “respetable”: mostrando que tenía una historia, una literatura y una filosofía como otras culturas. Tenía asimismo un tinte liberal: se resaltaba la idea de que si se permitía a los judíos participar como iguales con el resto de los ciudadanos, Europa se beneficiaría con los desarrollos culturales judíos.



3.2. LA HISTORIA LACRIMÓGENA

La primera escuela historiográfica organizada intentó realizar una historia de los judíos desde un punto de vista triste, el de su opresión. Se la conoce como “historia lacrimógena”. El historiador Tzvi Heinrich Graetz (1817-1891) abundó en descripciones de la situación de los judíos en la Edad Media acentuando su sufrimiento y persecuciones. Sin embargo agregó un tono optimista que anunciaba una nueva e iluminada esperanza gracias a la Emancipación. Esta postura fue compartida también por el historiador judeo-ruso Simón Dubnow (1860-1941).



3.3. LA NUEVA HISTORIOGRAFÍA

Como reacción a la historia lacrimógena, surgió una nueva historiografía, comenzada por el historiador Salo Barón (1895-1989) y luego seguida por Ben Zion Dinur. La nueva escuela dejó de hacer tanto énfasis en los sufrimientos del pueblo judío y de esa manera pudo ampliar su campo de visión hacia otros fenómenos, como los encuentros interculturales y la interacción con la sociedad general. Los judíos ya no son descriptos como un cuerpo histórico pasivo separado de la sociedad circundante, sino como un actor histórico que moldeó su propio carácter y que en algunos momentos de la Edad Media gozó de iguales derechos que el resto de las personas.



En general, la historia judía es escrita por historiadores judíos, y esto a veces se ve como una falencia, ya que al conformar un campo aparte, aún cuando legítimo, muchos de sus aportes no son apropiados por historiadores de otros ámbitos. Sin embargo, hay también historiadores no judíos que han escrito importantes libros, como Paul Johnson.



El impacto del Holocausto en la historiografía no se hizo sentir inmediatamente (así como sucede con otros temas, los historiadores no gustan de escribir “historia inmediata”), pero uno de los factores que promovió la historia y la enseñanza sobre el Holocausto fue la captura y el juicio a Eichmann, en 1961 en Jerusalem. Historiadores como Shmuel Ettinger, Raul Hilberg, Lucy Davidowicz o Deborah Lipstadt se han ocupado de temas como antisemitismo y Holocausto.



La fundación del Estado de Israel por su parte, tuvo un rol muy positivo al promover el estudio de la historia judía en sus universidades con una alta calidad académica y por el refuerzo que brindaron las exploraciones arqueológicas en Israel a los historiadores.



Agrego: Según Yitzhak Conforti(1), que escribe en contra de la visión monolítica que tienen los historiadiores "post-sionistas" de la historiografía "sionista", dentro de la historiografía judía de origen israelí podemos distinguir dos vertientes: la "historiografía sionista" y la historiografía más científica. Estas dos versiones por supuesto aceptaban y apoyaban al Estado de Israel, pero la primera, más sionista, representada por Ben Zion Dinur (1884-1973) se caracterizaba por los siguientes puntos:



a. era Palestino-céntrica, que veía todo el pasado judío a través del prisma de Eretz Israel, como centro focal de la historia judía.

b. Dividía la historia en períodos, y veía al sionismo como la culminación de toda la historia judía, y,

c. Utilizaba lenguaje más simbólico.

Además, retrotraía el sionismo hacia el pasado, por ejemplo considerando que la aliah (inmigración a Israel) del rabino Yehuda Hasid y sus seguidores en el año 1700 inauguraba el período nacionalista en la historia judía, es decir lo tomaba como un evento proto-sionista.



Por otro lado, la escuela más científica, que Conforti identifica principalmente con el historiador Yitzhak Baer (1888-1980), seguía el enfoque positivista de Leopold Ranke (estudiar la historia como "realmente pasó", intentando que los datos mismos cuenten la historia, evitando plantear reglas universales en la historia y enfocándose en cambio en los eventos individuales.



Hacia 1950-1960s la segunda oleada de historiografía judía de origen israelí comenzó, aún influída sobre todo por el ideal positivista de Baer. Ejemplos de historiadores serían: Jacob Nahum Epstein, Gershom Scholem, Shlomo Dov Goiten, Jacob Kats y otros. Otras corrientes asimilaron la historia como un campo dentro de las humanidades (más arte, menos ciencia): Haim Hilel Ben-Sasson, Shmuel Ettinger, Menahem Stern y otros.




En la última década han aparecido muy buenos y extensos libros sobre la historia del Estado de Israel de parte historiadores como Howard Sachar y Martin Gilbert. En los años noventas hizo su aparición una historiografía revisionista israelí variada llamada la escuela de los “nuevos historiadores”, que se dedicó a poner el énfasis en eventos claves de la fundación del Estado de Israel y del sionismo (como las guerras de 1948 y 1967) haciendo propia la mirada árabe anti-israelí, marxista, o post-modernista (por ejemplo Ilan Pappe, Avi Shlaim o Benny Morris). Finalmente, la escuela de los “nuevos historiadores” se vio bajo ataque a su vez por otros historiadores (Efraím Karsh, Shlomo Avineri, Yoram Hazony, un Benny Morris reconvertido) que señalaron sus inconsistencias, la falta de material clave (como los archivos árabes no están disponibles, las únicas acciones que habían puesto bajo juicio moral eran las israelíes) y su tendenciosidad.



Como vemos, la historiografía actual sobre la historia del pueblo judío es muy variada y contiene muchos puntos de vista distintos, haciéndose eco de los desarrollos mundiales en este ámbito. La historiografía israelí se ha involucrado en las últimas décadas en los estudios de género, en la antropología, etc.



Notas

1. Conforti Yitzhak, "Alternative voices in Zionist historiography." Journal of Modern Jewish Studies, Vol. 4, No.1, March 2005, pp. 1-12.

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